No es que yo sea religioso (de hecho, creede en un ser superior, pero no creo en ninguna religión ni lo que estas prometen); sin embargo, logre pensar muchas cosas que pienso relatar aquí.
Domingo; julio 25, 2010
Desperté tarde, y de inmediato salimos a la calle, mis padres decían que íbamos a pasear. Después de recoger a una tía y mi primito de 7 años, salimos hasta el anillo periférico norte, fuimos primero a un basar y luego de comprar unas cosas (de hecho, fueron muchas); nos dirigimos al santuario de Guadalupe ubicado en el desierto Potosino, en el periférico poniente.
Había llovido los últimos días, asi que pensé no estaría tan seco como normalmente esta. Y efectivamente, estaba totalmente verde y con riachuelos por doquier.
Nos detuvimos en un puesto de gordas de horno, muy ricas de hecho, y comimos y tomamos para llevar. me detuve y tome unas fotos del paisaje. Me sentí tan tranquilo; el sonido del agua, la humedad, la vegetación... me sentí desconectado de mi y tan tranquilo momentáneamente mientras comía una gorda de queso y otra de papa.
Después de comer; fuimos de lleno al Templo de Guadalupe y luego de 10 minutos de camino, llegamos. Lo primero que propusimos era subir un cerro cercano y ver el paisaje.
Mientras escalaba, veia mas y mas el alcance del lugar:
- La perspectiva del templo
- El agua corriendo en la ladera
- Mi propia tranquilidad
- El llego del estres
- El paisaje
- El viento
Una vez en la cima, vi los alrededores y contemplando todo el lugar, me pregunte:
¿Cuantas veces nos quedamos con tan poco en la ciudad?
Vi la ciudad y pensé el algunos de mis amigos y otras personas con problemas y como el estres los consume; en como se pueden enojar y no lograr disfrutar algun momento para respirar tranquilamente y resolver sus problemas.
Es el ritmo de vida que cada quien toma lo que puede ayudarnos o perjudicarnos en la vida. Yo me levante ese día con mucha flojera y un montón de preocupaciones por algunos asuntos pendientes.
Ya en la cima, jugué un rato, y me dispuse a bajar para tomar algo, total, termine tomando agua del mismo cerro que corría hacia la ladera (muy rica y refrescante de lo que pensé).
Ya luego de eso, nos dirigimos de regreso a la ciudad. ya mas tranquilo y con ganas de seguir con resolviendo los pendientes.